Cuando te pasas todo el día arriba y abajo en una tienda, dando clases, haciendo tus propias creaciones, acabas agotada.
Pero hay momentos en que agradeces tener la vida que tienes y estas enormemente orgullosa de tu trabajo, y yo lo estoy.
En los pocos momentos libres que tengo ( que no son libres realmente) porque estoy sacando cuentas en mi despacho, me encuentro con esto.
Este es uno de mis bichejitos y por petición de mi marido se llama Konan. A la gente le hace mucha gracia cuando lo llamamos y aparece ( porque será)…
Así que ahora sabéis a que dedico el poco tiempo libre de verdad que tengo. A correr detrás de mis dos bichejitos para hacerles coletitas porque sino no se ven nada. Y lo mío me cuesta jajaja.
